Tu sexualidad es un regalo para alguien especial
Ahora me quiero dirigir a ti, si piensas que tu sexualidad es importante, si quieres que sea una manera de expresarle a alguien que le amas de verdad. A lo mejor piensas: “le quiero, por eso quiero acostarme con mi pareja; es lo natural”. Pero ¿te has dado cuenta de una cosa? Es un criterio inespecífico y volátil para tener relaciones sexuales. Siempre que estas con alguien en una relación romántica, y sobre todo cuando las cosas van bien, piensas que es el amor de tu vida y por lo tanto que sería natural tener relaciones sexuales. Pero ¿es suficiente sentir esto para darlo todo? Ocurre a menudo que, al final, esa relación de pareja se rompa. Y si haces lo mismo cada vez que sales con alguien, al final esa entrega tan especial de tu cuerpo se hace, en cierto modo, menos especial (acabarías entregando tu cuerpo a muchas personas). Y la prueba de que va perdiendo fuerza esa percepción de que la sexualidad es un regalo especial para el amor de tu vida es que cada vez cuesta menos hacerlo con una persona nueva; cada vez se tarda menos en llegar a ese punto en el que se decide tener una relación sexual.
Fíjate en esto: las parejas tienen diferentes rituales para “sellar” su relación sentimental. Algunas graban sus iniciales, rodeadas de un corazón, en los troncos de los árboles o en el cemento fresco de unas obras, antes de que se seque. Otras, compran un candado para colgarlo en un puente romántico. Antes, cerraban dicho candado y tiraban la llave al río en un gesto que significaba “amor sellado para siempre”. Hay una nueva versión de este deseo de duración eterna del amor. Ahora los candados que se venden para este gesto en la calle ni siquiera tienen llave. Son candados que se venden abiertos y una vez que se cierran ya no se pueden abrir. Al final, como ves, con respecto al amor es bastante universal ese deseo de que dure para siempre. Mucha gente busca el amor para siempre e intentan simbolizarlo de diferentes maneras. Son gestos que marcan en cierto modo un antes y un después en la relación, son gestos que quieren sellar un cierto compromiso de seguir juntos.
Si para ti tu sexualidad es un regalo, si tu te consideras un regalo para alguien, se entiende que prefieras esperar a alcanzar un compromiso sólido que te de confianza de que estás ante la persona que se lo merece, antes de entregarte totalmente en una relación sexual por amor. ¿Cuál sería el criterio que te daría más confianza de estar acertando? Piénsalo. Parece que esa sensación de enamoramiento que te hace sentir que estas ante el amor de tu vida no es muy sólida. Me gustaría proponerte que el compromiso del matrimonio sí lo es. El matrimonio es más que “firmar un papel”. No hay nada 100% seguro en la vida (salvo el hecho de que un día moriremos), pero que alguien te prometa, solemne y públicamente, quererte toda la vida, en todas las circunstancias, y se case contigo después de haberos conocido, me parece más serio que el candado en un puente de París. En esa promesa de amor del matrimonio, entregas tu vida a la otra persona, toda tu vida. Parece natural que la consecuencia de haberle entregado tu vida también sea que le entregues, después, todo tu ser, tu cuerpo también.
La promesa de amor del matrimonio no es firmar un papel, es decirle públicamente: quiero estar contigo, contigo solamente, contigo amar a los demás (hijos y sociedad), contigo para siempre… En ese momento la entrega de tu sexualidad será especial, será más segura, protegida, más única y te llenará de felicidad.
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