Si ya has tenido relaciones sexuales
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Puedes reconquistar tu virginidad
¿Cómo se define la virginidad?
La virginidad es un término aplicado habitualmente a la persona que no ha tenido relaciones sexuales. El himen es una membrana en la entrada de la vagina que está perforada para que pueda pasar la menstruación. Esta membrana suele romperse durante la primera relación sexual. Por eso está generalizada la idea de que la virginidad femenina consiste en tener el himen “intacto”. Pero la virginidad es mucho más que tener o no tener el himen intacto. De hecho, en el varón no hay ningún signo físico de su virginidad, ni se puede hacer un examen médico para comprobar si ha tenido o no relaciones sexuales. Pero cada varón sabe si es virgen o no. Además, esa membrana se puede rasgar por diferentes actividades normales de la vida de la mujer sin que esto signifique realmente la pérdida de su virginidad (usar tampones, realizar ciertos deportes, etc.). Por lo tanto, la virginidad es algo más que no tener relaciones sexuales o no tener rasgado el himen. El concepto de virginidad incluye también aspectos como el deseo de valorar y expresar la sexualidad como un regalo, una riqueza, una expresión plena de entrega y amor que busca la unión exclusiva con la persona amada. Por eso, hay personas que pueden acabar teniendo su corazón más preparado para el amor exclusivo, a pesar de haber tenido relaciones sexuales en el pasado, si han trabajado los aspectos que acabo de comentar. Pueden estar mejor preparadas y sentirse más vírgenes en su corazón que otras que habitualmente se dejan llevar por sus deseos sensuales cuando están en una relación romántica, aunque no hayan tenido relaciones sexuales completas. Muchos jóvenes se dejan llevar fácilmente por sus apetencias sexuales. A veces, se “divierten” cada fin de semana acariciando y besando a diferentes personas y, en ocasiones, incluso llegando al sexo oral. Aunque se proclamen vírgenes, lo son menos de lo que piensan, porque acaban estando menos entrenadas para distinguir entre el placer como fin último y el placer como resultado del amor (que es lo que buscan y necesitan dos personas que se aman). Sus corazones no están tan preparados para la entrega y el amor. En definitiva, la virginidad no es una vivencia exclusivamente biológica, sino que incluye sobre todo el deseo de preparar el corazón para un amor exclusivo.
La reconquista de la virginidad. Segunda virginidad
Aunque una persona haya tenido relaciones sexuales, también tiene la posibilidad de, en cierto modo, reconquistar su virginidad. Esta reconquista consiste en tomar la decisión de dejar de tener relaciones sexuales y hacer el esfuerzo sincero de preparar su corazón para la persona con quien se comprometerá en un proyecto de vida para el resto de su vida. Algunas personas se refieren a esto como “la segunda virginidad”. Cada vez son más frecuentes los jóvenes que deciden recuperar la oportunidad perdida de prepararse mejor para el amor exclusivo. Algunos lo deciden estando en una relación de pareja y otros sin tener, en ese momento, una pareja. Una persona que ha tenido, o tiene, relaciones sexuales puede llegar a la conclusión de que quiere dejar de tenerlas, y en concreto de que quiere reconquistar su virginidad, cuando percibe la necesidad de preparar mejor su corazón para el amor exclusivo, para alguien que será muy especial en su vida. Mantendrá esta decisión con esfuerzo, pero motivado por el deseo de crecer en su capacidad de amar y de entregarse definitivamente a una persona, después de comprometer su vida con ella para siempre. El pasado no se puede borrar, pero si trabaja con sinceridad, podrá entregarse de una manera renovada, una vez que haga esa promesa de amor. Parte del esfuerzo viene porque estará renunciando durante un tiempo a un placer conocido, pero es para entregarse mejor al amor de su vida. Si en ese momento tiene pareja, procurará favorecer su capacidad de intimar desde la afectividad y se dejará llevar menos por gestos sexuales a la hora de expresar su amor. Se trata de lograr un mayor acercamiento de los corazones (afectividad, conocimiento personal, ilusiones y decisiones por un proyecto común, etc.), porque es más complejo que lo sexual en una relación romántica. En este proceso libremente escogido, ayuda hacer un mayor esfuerzo para concretar, es decir, pensar y hablar sobre el proyecto común que se quiere construir. El primer proyecto del que debería hablarse es el de la nueva familia, empezando por su unión inicial y siguiendo con la acogida de la idea de la maternidad y paternidad para facilitar que se haga realidad cuando estén preparados. Esto es especialmente importante si llevara algo de tiempo en esa relación romántica. En el caso de no tener pareja en el momento de la decisión de dejar de tener relaciones sexuales, esta persona puede ir desarrollando una reflexión personal sobre la idea de establecer un compromiso futuro indisoluble con alguien. Se trata de prepararse para crear, construir y fortalecer una relación nueva y única. Acogerá la idea de que la entrega total de su cuerpo será la expresión subsiguiente, lógica y más adecuada a la entrega previa y total de su vida a una persona, mediante una promesa, un compromiso de amor. Esa relación sexual, después de la promesa ante terceros (matrimonio), acabará teniendo el sabor de una “nueva” relación sexual muy especial para los dos. Además, se añadiría en este caso un don, el don de la limitación de la falta de exclusividad. Quiero decir, por ejemplo, que no es lo mismo que la pareja definitiva sea la tercera (porque decidió esperar a encontrar a esta persona especial después de su segunda pareja), que la número diez. En resumen, no es lo mismo entregarse a la persona amada después de haber tenido una o varias experiencias sexuales y tras haber iniciado una espera, que hacerlo después de varias experiencias anteriores, hasta llegar, sin esfuerzo, a la que le gustaría que fuera “definitiva”. Hay algo especial en el primer caso: consiste en la toma de conciencia y el deseo de prepararse mejor para un compromiso estable con alguien y es meritorio que una persona prefiera vivirlo así.
Soy virgen, y salgo con alguien que no lo es
Con cierta frecuencia, algunos jóvenes me expresan un malestar durante el noviazgo o antes de casarse. Son chicos vírgenes que salen con chicas que han tenido experiencias sexuales anteriores o, lo contrario, chicas vírgenes con varones no vírgenes. Suelen expresar su malestar por estas diferencias en la experiencia sexual con cierta tristeza, algo de preocupación y a veces con mucho dolor. Buscan ser acompañados en sus reflexiones. A lo mejor eres tú ese chico o esa chica y sientes bastante decepción, porque has realizado el esfuerzo de esperar por amor, para entregarte de manera especial a alguien, y te encuentras con esta situación que quizá no habías anticipado. Pasan por tu cabeza muchas cosas: te preguntas si “darás la talla” en comparación con esas experiencias pasadas de tu pareja; sientes algo de vergüenza al no tener experiencia ante alguien que sí la tiene; temes la comparación con sus experiencias pasadas y puedes incluso acabar arrepintiéndote de haber esperado. En el caso de que tu pareja haya tenido múltiples parejas sexuales, te preguntas si será fiel e incluso quizá temes que pudiera tener alguna infección de transmisión sexual que, de momento, no ha dado síntomas. Son pensamientos y sentimientos muy diversos y todos pueden estar presentes a la vez. Lo primero que debes hacer es estar tranquilo/a. Te recomiendo que lo hables con mucha claridad, que compartas este sufrimiento con tu pareja. No es útil guardarlo dentro como en una olla de presión, porque esa presión tiene riesgo de salir de mala manera en el futuro. Es mejor gestionar esto, juntos, y lo antes posible. Con ayuda externa, si lo necesitarais. Pero también hay que evitar que esto se convierta en una conversación obsesivamente repetitiva. Una vez hablado y reflexionado, es mejor no volver hacia atrás porque puede heriros a los dos, aunque por razones diferentes. Todos cometemos errores en nuestras vidas, siendo conscientes o no de ello. Lo importante es sacar las conclusiones correctas y vivir el futuro en mejores condiciones tras este aprendizaje. Si tu pareja te pide disculpas, trabaja bien el perdón. El perdón comienza por la cabeza (decides que quieres perdonarle y se lo dices), pero no se completa del todo hasta que llega al corazón (es cuando realmente desaparece el rencor). Este trayecto del perdón desde la cabeza al corazón puede tardar cierto tiempo. Es bueno que lo distingas y lo sepas. Sin duda, necesitarás comprender las circunstancias de tu pareja y te ayudará que tu pareja decida hacer el esfuerzo de reconquistar su virginidad como lo he explicado antes. Te ayudará ver la renovada capacidad de amar que va surgiendo en vosotros, de manera que las relaciones sexuales tras esta preparación podrían ser muy especiales y únicas. Piensa que tu pareja está realizando quizá por primera vez este esfuerzo, porque te ama como nunca había amado antes. No debe preocuparte la diferencia en “experiencia sexual” porque en esta relación renovada, la capacidad de amar y de expresarlo con el cuerpo también será nueva para ambos. Además, muchas veces, las personas con relaciones sexuales pasadas tienen una experiencia limitada de buenas relaciones sexuales. Lo más difícil no es la técnica sexual que lleve al orgasmo, sino la capacidad de lograr una relación que os una de verdad porque es plena. Tú aportas algo muy importante a la relación, ese señorío sobre tu sexualidad que un día se entregará por amor. Y tu pareja, por primera vez quizá, se sentirá amada de verdad. Los dos acabaréis aprendiendo el uno del otro. Piensa también que has estado muy bien sin tener relaciones sexuales. Has estado libre de los sufrimientos, tensiones y decepciones que suelen vivir los jóvenes que tienen relaciones sexuales. Y alégrate al darte cuenta de que esto te ha preparado muy especialmente para amar mejor. Sentirás una gran alegría y paz al entregarte por primera vez, y en exclusiva, a la persona a quien amas. Será para ti un momento muy especial, inolvidable. Finalmente, la duda médica es sencilla de despejar. Se trataría de realizar un examen clínico para descartar cualquier infección o problema latente y ponerle tratamiento si así procediera. Tu pareja lo puede consultar con un profesional de la salud. Quizá te venga bien repasar el apartado sobre la virginidad, pero lee también el capítulo siguiente con atención. Es importante que entiendas bien el concepto de “reconquista de la virginidad” y también que hagas un esfuerzo para comprender cómo se siente tu novio/a.
No soy virgen, y salgo con alguien que sí lo es
Se suele afirmar que la espera es un don especial, el de la exclusividad, que no puede entregar quien no ha esperado. Si no eres virgen, quizá no puedas darle a tu pareja ese gran regalo de decirle “es mi primera vez, soy exclusivamente tuyo/a”. Pero no es menos verdad, que si lo trabajas bien, le puedes transmitir a tu pareja lo siguiente: “Me entrego a ti, y es la primera vez que me entrego así a alguien, después de haberme preparado especialmente y por amor a ti, para ser solamente tuyo/a”; o también: “Me entrego por primera vez a una persona después de haberle prometido amor para siempre”. Es una primera vez en el sentido de que nunca antes habías preparado tu corazón así para el amor exclusivo. Es la primera vez que tu cuerpo expresará lo que realmente está ocurriendo en tu corazón, y en tu vida, es decir que estás entregando totalmente tu vida a una persona. En ambos casos, esas relaciones sexuales serán especiales y el resultado de una promesa previa de amor. No será la primera persona con quien tendrás una relación sexual, pero sí puede ser la primera con quien mantendrás una relación sexual así de preparada y especial. Por eso merece la pena vivir un período de abstinencia sexual para trabajar tu corazón. Es bueno que pidas disculpas si piensas haber cometido un error por haber tenido relaciones sexuales en el pasado. Pero las disculpas deben ser libres y sinceras. También es bueno que sepas reconocer, comprender y aceptar las circunstancias personales que te hayan llevado a no ser virgen. Nadie debería juzgarte. A lo mejor no tuviste modelos o amistades adecuadas que te hablaran del valor de la espera; es posible que, de buena fe, confundieses el deseo con el amor de verdad o, que te dejases llevar por la presión de tu grupo, por los efectos del alcohol o por cierto temor a ser rechazado/a si no tenías relaciones sexuales. Es un hecho que hoy día hay personas que no aceptan la libertad de quien decide vivir la espera sexual. Tampoco habría que olvidar que es posible que te hayas podido dejar llevar por el egoísmo o simplemente te pareció bien tener relaciones sexuales en ese momento, sin darle más vueltas. Tú conoces, en tu corazón, mejor que nadie, tus circunstancias. Lo interesante es que puedes optar por un cambio si lo ves necesario: eres libre. A lo mejor tú también necesitas acompañamiento y consuelo, porque sufres por tus errores o porque te das cuenta del sufrimiento que puedes estar causando a tu pareja. En cualquier caso, sé consciente de que es una gran ayuda para tu pareja saber lo que sientes y/o que intentas entender también su sufrimiento y decírselo claramente. Tendrás que luchar para que no te invadan los recuerdos del pasado vividos en tus relaciones anteriores. Es uno de los inconvenientes de haber tenido parejas sexuales anteriores. No te pierdas en nostalgias o comparaciones. Esto te puede resultar más complicado al principio, pero lograrás deshacerte de dichos recuerdos si tienes cuidado de no dejar que se instalen y crezcan en tu cabeza. Toma una decisión consciente y piensa: “No voy a entretenerme en estos recuerdos, quiero pensar en mi pareja y trabajar bien la unión con quien quizá se casará conmigo un día”. Deberás luchar también contra el pensamiento equivocado de que lo que funcionó con tus parejas sexuales necesariamente funcionará ahora. Es falso, porque cada persona es diferente y también su sexualidad. Piensa en tu pareja actual de manera renovada. Esa persona es única. Convierte el esfuerzo de la reconquista de tu corazón y de tu sexualidad en un regalo para tu pareja.
Si estáis teniendo relaciones sexuales
Si tenéis relaciones sexuales actualmente, siempre estáis a tiempo de dejar de tenerlas, para iniciar un período de espera, por muy corto que sea. Este tiempo de espera se puede transformar también en un don especial para los dos. Aprovechad este nuevo período sin relaciones sexuales para trabajar la idea de preparar vuestro corazón para el amor definitivo y exclusivo que alcanzaréis con el compromiso del matrimonio. Se trataría de limitar momentáneamente, con esfuerzo, pero con un esfuerzo motivado por amor, las manifestaciones sexuales de vuestro afecto para aumentar otras maneras de deciros que os queréis. Puede ser un buen momento para centraros en hablar sobre el significado de la promesa de amor en el matrimonio. Si eres o sois cristianos, es un buen momento para conocer bien el significado del sacramento del matrimonio religioso. Hablad sobre qué hay en juego en la promesa y en la indisolubilidad. Es un momento ideal para centraros en construir vuestro proyecto común. Que hayáis tenido en el pasado, o tengáis ahora, relaciones sexuales, no significa que no podáis emprender una nueva espera sin relaciones sexuales antes de casaros. No significa necesariamente que vayáis a entregar menos, o que no entreguéis nada especial, cuando tengáis la primera relación sexual después del matrimonio. Es evidente que, cuando de verdad se ama a alguien, nunca se acaban las ocasiones para hacerle feliz. Si hacéis este esfuerzo ahora, esa primera relación sexual después de la promesa de amor será especial también. Y si finalmente llegáis a la conclusión de que no sois el uno para el otro, pues eso tendréis ganado para vuestras parejas futuras. Si ya vivís una vida de pareja estable, otro regalo que os podéis entregar ahora es el regalo de la promesa formal de amor y del matrimonio.
La fidelidad del corazón
Muy unido al concepto de virginidad está el de “fidelidad del corazón”. Generalmente, se entiende la fidelidad como mantener relaciones románticas y/o sexuales mutuamente monógamas. Que alguien que esté saliendo contigo no se “enrolle” con otra persona (ni tú tampoco). En otras palabras, se suele considerar que una persona es fiel en la medida en que no mantiene ningún tipo de contacto erótico o sexual directo con otra persona. Y, desde luego, lo es. Pero la fidelidad es algo más que “no tener relaciones o contactos sexuales con otra persona”. Hay un vídeo de publicidad del banco “ING Direct” que me sirve para ilustrar en cierto modo lo que quiero decir (puedes buscarlo en Youtube poniendo “préstamo naranja ING”). En el vídeo, describen a diferentes personas en diferentes situaciones: en la calle, leyendo, en el trabajo o en el metro. Una voz “en off” las describe transmitiendo las ideas siguientes: “Que en la calle se te vaya la vista, no es infidelidad”; “Imaginar cosas leyendo un libro no es infidelidad”; “Puntuar al nuevo en el trabajo no es infidelidad”; y, finalmente, en el metro “Seleccionar a alguien no es infidelidad”. Al final, el anuncio afirma lo siguiente: “Abrir una cuenta de banco en ING Direct, aunque seas de otro banco, tampoco es infidelidad”. Sin embargo, yendo más allá de la intención del anuncio, estas situaciones (irse la vista, imaginar, puntuar al nuevo y seleccionar en el metro) sí podrían considerarse “infidelidad del corazón”, en la medida en que una persona se dejara llevar por las mismas. Por eso, resulta interesante poder proponer a los jóvenes el concepto y aprendizaje de la “fidelidad del corazón”. Se puede percibir que una persona es fiel de corazón viéndola en su día a día. Su modo de actuar, hablar o de comportarse, indican de alguna manera que para ella su pareja está siempre presente en su vida (aunque físicamente no lo esté) y actúa en consecuencia. Puede resultar difícil describir esto con ejemplos, pero quienes están con una persona que vive la fidelidad de corazón, perciben en cierto modo la presencia de esa pareja ausente por cómo se comporta la persona que guarda esta fidelidad. No sé si me entiendes. No quiero poner ejemplos porque siempre se pueden malinterpretar. A veces será tu forma de mirar a otro chico o chica, a veces será qué intimidad le cuentas, cuanto tiempo estás con tu pareja, muchas veces es sutil y cada gesto por separado no supondría una infidelidad del corazón, pero sí lo sería el conjunto de esos gestos. La idea general es que tu pareja tiene que estar presente en tu corazón y tiene que notarse esa presencia en tu manera de ser y de comportarte con otras personas. Se tiene que notar que tienes un cierto grado de compromiso. Aunque no sea comparable al compromiso final del matrimonio, algo hay y se tiene que notar.
Texto extraído del libro: Te quiero, por eso no quiero. El valor de la Espera.
Amazon, 2020. https://linktr.ee/jokin_de_irala
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