Estamos procesando el pago

13-10-2021 / Jokin de Irala

Reflexiones sobre el placer sexual

El orgasmo

El término orgasmo viene de una palabra en griego que significa “alegría total”. Evidentemente abarca algo más que simples contracciones musculares, como las que se describen al hablar de las fases de la relación sexual. La “alegría total” incluye aspectos psicológicos (y espirituales) tan diversos como la felicidad de la acogida y entrega sin reservas a la persona amada, o también el placer de dar placer, entre otros.

Hay que advertir que los medios de comunicación y el cine presentan hoy tal abundancia de imágenes sexuales explícitamente centradas en orgasmos interminables, que no son pocas las parejas que se sienten incapaces o frustradas al observar que sus relaciones no son como las de los actores de cine, aun cuando, en realidad, su sexualidad es totalmente normal y sana y, evidentemente, lo del cine es eso…cine.

Orgasmo como fin último o como resultado

En su libro “Sociedad y sensatez”, Frank J Sheed decía que la unión sexual tiene una función espléndida porque en un mismo acto libre puede manifestar amor y dar vida y que por lo tanto dicha unión debería efectuarse de forma espléndida. Decía que hay una competencia técnica que los dos deben aprender porque se trata no solo de una unión de cuerpos sino que fomenta y representa una unión de personas. Este comentario me lleva a proponer una reflexión. En toda relación sexual puede haber una sutil diferencia entre la mera búsqueda de placer a partir del estímulo sexual y la aparición de placer en una relación amorosa que expresa realmente lo mucho que se aman esas personas. Ambas pueden ser difíciles de distinguir en ocasiones. En el primer extremo estarían las relaciones pornográficas donde el objetivo es el orgasmo sin atender a la unión personal, psicológica y espiritual de esas personas.

Lo que probablemente buscan y anhelan en el fondo los esposos es amar, ser amados y, fruto de la intensificación de la relación personal y física, expresar ese amor uniendo sus cuerpos hasta llegar al éxtasis del placer compartido. No es lo mismo limitarse a buscar el placer como fin que sentir placer tras una relación amorosa. Pero siempre notarán que en algunas relaciones sexuales pueden acabar comportándose más en la línea de la búsqueda de placer como fin último que en la de sentirlo como resultado de una entrega amorosa. A veces, cuesta distinguir la diferencia, pero si se crece en amor y en la relación personal, uno acaba siendo sensible a esta diferencia y los esposos buscarán el equilibrio entre ambas sin descuidar la importancia de alcanzar el placer como consecuencia de expresar amor con sus cuerpos. La ternura, el afecto, en sus relaciones personales y sexuales les ayudará a mantener este equilibrio, a centrarse en la lógica del don. Será una ayuda para que la búsqueda de placer no eclipse al amor. A veces esta diferencia no es clasificable como “blanca o negra”; hay zonas grises. Por eso deben intentar ser sensibles a las diferencias, sin por ello ser escrupulosos. Resulta útil recordar que el placer físico del orgasmo no es específicamente de esos esposos, en el sentido estricto. No tiene nada de original. Quiero decir que cualquier ser humano lo puede experimentar más o menos de la misma manera. Los orgasmos que se ven en la pornografía son “mecánicos”, y muchas veces necesitan “juguetes sexuales” para lograrse. Sin embargo, lo que puede hacer especiales, únicos y personales los orgasmos es que sean el resultado de una relación amorosa personal que une a los esposos. Eso hace que lo puedan vivir con una intensidad mayor, como algo muy especial, como algo realmente suyo.

De la misma manera que hay besos cortos y besos largos más apasionados, las parejas tienen relaciones sexuales más fogosas, cortas, inesperadas y otras más elaboradas y largas. Ambas son buenas. Las cortas quizás estén más centradas en ese placer rápido como objetivo que comentaba antes. Pero, como los besos, se pueden dar por amor. Las largas quizás se centren más en darle importancia a la relación unitiva. Ambas desempeñan su papel, aportan variedad, pero no deben descuidarse las segundas porque son los pilares para que las parejas se sientan unidas.

El orgasmo no es sinónimo de felicidad aunque, ciertamente, contribuye a que una persona viva con más plenitud su entrega sexual. La atención en la relación sexual no debe centrarse en conseguir el grado máximo de placer propio, sino en darse al otro buscando activamente su bien en el sentido amplio de la palabra. Una relación sexual puede ser placentera pero a la vez vivirse con cierta sensación de vacío si uno no percibe, junto al placer, la huella de un amor verdadero. Por el contrario, las relaciones sexuales pueden ser muy satisfactorias aunque no se llegue siempre o con la misma intensidad al orgasmo, porque la entrega amorosa de los cuerpos desempeña un importante papel unitivo en la pareja. En la pornografía solamente existen la excitación y el placer como objetivos; no hay ningún deseo de construir una relación personal. Por eso, a la larga, es un “placer menos placentero”.

Demos al placer sexual la importancia que tiene. El amor aumenta la intensidad y cualidad de la vivencia del placer. Es importante, casi un deber, que los esposos disfruten lo más plenamente posible de la unión de sus cuerpos en sus relaciones sexuales. La relación sexual está diseñada para que gocen estando unidos y para que puedan, cuando lo decidan así, abrir también su amor a terceros, al nacimiento de sus hijos.

Del libro: Un momento inolvidable. Juntos por primera vez. En venta en Amazon en formato tapa blanda y digital. http://amazon.com/author/jokindeirala

¿Te gustó? ¡Compártelo con un amigo!

Etiqueta

Días de prueba:$dias

Repite tu email *