¿A qué edad hay que empezar la educación sexual de los hijos?
Me parece que es especialmente importante centrarnos en la definición correcta de "educación sexual" antes de responder a esta pregunta El concepto no significa "hablar de relaciones sexuales". Por el contrario, la educación sexual verdaderamente holística es en el fondo "preparación para el amor". Por eso, algunas personas hablamos de "educación afectivo-sexual" porque para lograr preparar a los hijos para el amor, la educación que reciben ha de integrar todos los aspectos de la persona. Por lo tanto, podemos afirmar que no existe una edad específica para empezar la educación sexual. En el fondo, como se trata de enseñar a amar, debemos hacer esto a todas las edades. Lo que haremos es adaptar el mensaje a la edad y madurez de nuestros hijos, pero casi todo lo que hagamos y digamos tiene una cierta relación con aprender a amar.
Esto significa que tendremos que educar el carácter de nuestros hijos enseñándoles a manejar adecuadamente sus afectos a la vez que les informamos sobre cuestiones de su sexualidad. La educación del carácter guiada por los valores, que empieza desde la primera infancia y sigue a lo largo de la vida, es determinante para una sexualidad madura y sana. Por ejemplo, si una persona no ha aprendido a ser paciente, luego su sexualidad se verá afectada por esa carencia.
Con respecto a cuestiones propiamente relacionadas con la procreación y la actividad sexual, se suele afirmar que es mejor hablar “una hora antes” que “cinco minutos tarde”. No se puede concretar una edad y obviamente dependerá en buena parte de la forma de ser del niño o niña, pero en realidad, desde los 3 años ya es normal que se puedan tener conversaciones con ellos sobre temas relacionados con la afectividad y la sexualidad.
Cuando tus hijos hagan preguntas, ten en cuenta lo siguiente:
- Contesta siempre, las preguntas no se deben esquivar.
- Adapta la verdad a su capacidad de entender. Recuerda que más que resolverles una duda estarás atendiendo a una inquietud que el niño tiene.
- Pregunta de nuevo al hijo o a la hija para estar seguro de que tú y él/ella estáis pensando en lo mismo. Recuerda que una palabra con connotación sexual puede tener otro significado totalmente diferente y puede ser que la pregunta sea por ese otro significado (por poner un ejemplo gracioso, al preguntarte "¿qué es virgen?" puede estar pensando en un estado relativo a no haber tenido todavía una relación sexual o al tipo de aceite de oliva).
- Ten en cuenta que un niño cuando pregunta no es que no sepa nada, más bien tiene una teoría en la cabeza y trata de ver si es verdad o no. Por tanto, trata de averiguar, con preguntas, qué entiende él o ella sobre ese tema cuando pregunta, para acertar mejor con tu respuesta.
Por ejemplo: Una niña puede preguntar “de dónde salen los bebes” con tan solo 3 años. Se le puede contestar que cuando es el momento de nacer, el bebé sale por un espacio que tiene mamá entre las piernas, como un “camino para la vida”, que se llama “vagina”.
Un niño de 4 años puede preguntar “por qué se pone duro su pito o pipi . A esta edad no puede entender la relación sexual y la verdad adaptada a su comprensión podría ser una respuesta que explique que todo su cuerpo va creciendo poco a poco para acabar siendo mayor como su papá. Su “pipi”, que se llama “pene”, también va “preparándose” para crecer poco a poco hasta que cuando sea mayor todo su cuerpo (altura, brazos y piernas, etc.) haya crecido definitivamente para ser como papá. Pero sobre todo hacerle sentir que no hay nada raro en él y que el pene no se le romperá ni cosa similar (es decir, proporcionarle tranquilidad ante esos fenómenos naturales) y que lo mejor es no tocarlo para que, solito, vuelva a su posición normal.
En todo caso es necesario insistir en que no hay una edad igual para todos a partir de la cual ciertas conversaciones deberían empezar. Los padres tenemos que aprovechar las preguntas y los silencios ante ciertas situaciones para contestar o hacer afirmaciones educativas, adaptadas a la capacidad de comprensión de los hijos. Cuanto más hayamos interiorizado la vida diaria de nuestros hijos, más fácil nos resultará darnos cuenta de cuándo toca hablar y cuando esperar.
Las cuestiones relacionadas con embarazos imprevistos, infecciones de transmisión sexual y cómo prevenirlos se suelen tratar al comienzo de la pubertad.
Adaptado de: https://www.educarhoy.org/
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